Hacia el 7 de junio, día del trabajador de prensa
El próximo 7 de junio, los trabajadores de prensa de la Ciudad de Buenos Aires enfrentaremos el día en el que se celebra nuestro oficio en una situación aún peor que la del año pasado.
Por eso, en el marco de una serie de actividades que se llevarán adelante durante toda la semana, el miércoles 9 se realizará en forma coordinada un paro de actividades de dos horas por turno con asambleas entre las 10 y las 12 y entre las 18 y las 20 horas. Eso fue lo resuelto en un plenario de delegados de prensa escrita del SiPreBA con presencia de una decena de medios como Clarín, Página/12, Perfil, La Nación, El Cronista, Télam, Tiempo Argentino, Infobae, Diario Popular y otros.
Es que, lejos de recuperar el poder adquisitivo, los trabajadores de prensa, año a año, seguimos perdiendo contra la inflación y ahora, además, lamentamos muertes y contagios, y soportamos la precarización de las condiciones laborales y la intensificación de los ritmos trabajo a una escala sin precedentes.
Salarios en la lona
El año 2020 no fue la excepción en materia de retroceso salarial ya que, nuevamente, las paritarias acordadas por la UTPBA con las empresas dejaron los salarios muy por detrás de la suba de precios. Pero además, el período de duración del acuerdo se extendió por tres meses más sin que mediara cláusula de revisión alguna. Así las cosas, desde diciembre de 2016 a abril de 2021 la categoría testigo de redactor arrastra una pérdida del poder adquisitivo del 41,2%.
Durante esos meses, la inflación acumulada llegó hasta un 342% mientras que los salarios lo hicieron en apenas un 159%. En diciembre de aquel año esa categoría percibía, en bruto, $17.657 y ahora recibe $45.092. Mientras que en aquel momento el salario del redactor equivalía a 1,35 veces una Canasta Básica Total (CBT) que mide el umbral de la pobreza, hoy apenas alcanza para cubrir el equivalente 0,72 de esa canasta.
Dicho de otra forma, un redactor que en diciembre de 2016 podía comprar con su salario 157 kilos de asado, hoy apenas le alcanza para 72 kilos. O compraba 978 litros de leche cinco años atrás contra 600 litros en la actualidad y 515 kilos de pan contra 278 kilos hoy. Es una situación intolerable de la que se benefician las empresas y que sufren los trabajadores de prensa, incluso los que tienen pluriempleo hiperprecarizado.
El deterioro es tan grande que el reclamo de los trabajadores y sus sindicatos ya no pasa por la canasta familiar, hoy en los demasiado lejanos casi $100 mil sino en el de garantizar, al menos, que el ingreso mínimo alcance el nivel de la pobreza de $63.000.
Sin vacunas
Pero, además, los trabajadores hemos sido expuestos desde el primer momento a la pandemia al ser considerados esenciales afectando a una gran cantidad de compañeros y compañeras en canales de televisión, móviles, conferencias de prensa y estudios de radio. Esto se pagó con vidas y múltiples contagios.
Encima, las empresas de medios beneficiadas por la “esencialidad” han sido caldo de cultivo de los contagios, lo que pone de relieve que los protocolos funcionan a medias, cuando lo hacen. Y hubo empresas, como Página/12, en las que sus trabajadores debieron ir a una medida de fuerza para que elaboraran uno.
Por ejemplo, en estos momentos, y luego de la muerte de Mauro Viale, hay trabajadores de la TV internados en terapia intensiva y contagios cuya amplitud se desconoce, además de decenas de aislamientos por contactos estrechos. Tanto el SiPreBA como la FATPren elevaron al Ministerio de Salud un pedido de prioridad en la vacunación por esencialidad, pero sin obtener respuesta positiva al momento.
Los trabajadores marítimos y portuarios recurrieron a una huelga de 48 horas que paralizó el comercio exterior para que, al menos, el gobierno nacional les respondiera una carta con un difuso compromiso de prioridad pero sin fecha cierta. El mismo camino toman los trabajadores de la UTA y tantos otros gremios.
Los datos oficiales indican que las muertes por Covid19 entre los trabajadores cubiertos por ART saltaron a 16 diarias en las últimas dos semanas cuando antes, el promedio era de tres.
El retraso en el plan de vacunación no puede de ninguna manera derivar en una pelea de pobres contra pobres. La salida es la suspensión de la ley de patentes y la declaración de utilidad pública de los activos que produce AstraZeneca en la Argentina que, además, incumplió los acuerdos firmados con el Estado nacional. La tecnología para el envasado en la Argentina está disponible para ello, como lo reconoció la ministra de Salud. Se trata de una decisión política de priorizar intereses privados sobre la salud de la población, que es la que dicta también la flexibilización extrema de las actividades económicas cuando el sistema de salud ya se encuentra colapsado por la segunda ola.
Es por ese motivo que, apoyando todas las medidas de lucha que de allí surgieron, no acompañamos la moción de la conducción de la FaTPren en su último Congreso de “apoyar la política sanitaria del gobierno” a la que le contraponemos una política y programa elaborado desde los intereses de la clase trabajadora.
En el mismo sentido, rechazamos el DNU oficial que habilita a las empresas a convocar al trabajo a los empleados que integran la población de riesgo que hubieran recibido una dosis de la vacuna. También exigimos el cumplimiento de la ley de teletrabajo que, ante el lobby patronal, el propio gobierno flexibilizó y neutralizó. Exigimos instrumentos de trabajo y el pago de los costos que implica el teletrabajo tal como consiguieron los compañeros de Página/12 en el marco de un heroico plan de lucha contra el grupo oficialista Octubre.
Porque, así como las patronales avanzan sobre las condiciones con la complicidad de la UTPBA que, bajo el amparo de la cartera laboral, usurpa una representación que no tiene, también es cierto que, por abajo, los trabajadores de prensa seguimos dando muestras de su voluntad y capacidad de lucha. A eso apostamos.
Como siempre hemos sostenido, el camino para defender el salario y la vida de los trabajadores es la plena independencia de nuestras organizaciones sindicales con relación a las patronales y los gobiernos.
Vamos por el plan de lucha, vamos por el salario, las vacunas y las condiciones de trabajo.
Vamos por el SiPreBA en las paritarias, por más afiliades a nuestro sindicato y el reconocimiento pleno de su representación.
Vamos por un gran paro el 9 de junio de todos y todas las trabajadoras de prensa.
La Naranja de Prensa
2/6/2021